Tarde o temprano: Todo - "Waiting" (2013)

"Esperando...". La palabra "waiting" tiene tanto peso en este trabajo como cargado está de simbolismo el retrato que la artista Lilli Hartmann ha trazado a carboncillo para la portada. Aunque no lo supieran, Ana Béjar y Ramón Moreira se estaban esperando; les aguardaba una cita futura que no podían conjeturar y no sé si presentir. Sus vidas divergieron inevitablemente en 1994 cuando Ana y su compañero por entonces Alfonso Pozo decidieron irse a Londres a continuar lo que habían empezado en España con Usura, banda de la que Ramón era guitarrista. Él fue el único entre el resto de músicos que estuvo a un instante de coger el avión y acompañarles, pero cuestiones personales le mantuvieron finalmente en tierra y renunció a la idea. En Madrid siguió con los otros miembros de Usura fundando el grupo Venas Plutón (tres referencias en el sello Jabalina) y, posteriormente y ya sin ellos, Ginferno. Ana regresó a España a finales de los años 90 y dividió la década pasada entre su trabajo al frente de Orlando y casi un lustro de apagón público (interrumpido por escarceos puntuales como su colaboración con Pablo Cobollo) durante el que muchos le perdimos la pista. El reencuentro se produjo veinte años después de que Ramón se incorporase a la formación de Usura, en 2010. Colaborando de nuevo se reconocieron el uno al otro, todavía, como disidentes de las líneas rectas. Así surgió la reunión artística entre dos músicos que cogidos de la mano en este momento de madurez han avivado su conocido potencial para crear música desde ángulos intrincados y presuntamente incómodos. El dúo (ampliado en estudio por el batería y percusionista Alfonso H. Trancón) se reparte una selección de instrumentos que son todo greda y leño: mandolina, guitarras acústicas, percusiones que suenan como cáscaras o ese armonio que, como ocurría en los discos más sombríos de Nico, sitúa a este folk desfigurado y áspero en otra época; no en balde Lilli Haltmann les ha retratado ataviados con trajes de aspecto medieval y con expresión de paz y satisfacción en ese lugar lejano. Abrieron un hoyo en tierra arcillosa y se fijaron descalzos en él, a raíz desnuda, como la de la planta que sujeta dentro de un jarrón de cristal Ana Béjar en la ilustración. Cuatro años y un buen puñado de conciertos después, Waiting (que ha estado año y medio en el refrigerador a la espera del momento adecuado para ver la luz; otro guiño simbólico en el título) es el primer fruto de Todo que ha caído del árbol. 

'Waiting' es también la canción que abre el disco y la verdad es que se ha ganado con autoridad esa responsabilidad y la de titularlo, ya que quizás sea la pieza más fascinante. Escuchar como transcurren sus varios movimientos y estados encierra en realidad algo muy visual. Aunque su estructura estará sin duda estudiada y trabajada, parece una canción soltada a la suerte del viento, porque se mueve en los claroscuros de una tarde donde el tiempo es inestable y las nubes danzan a distintas velocidades ante el sol, mostrándolo y ocultándolo, sopladas por la caprichosa corriente de aire. 'Waiting' pasa de imperiosa a sensual, de percutiva a melódica, de triste a alarmante y así concluye cuando menos lo esperas. Aún hoy, después de oírle cantar material tan variado, no sé concluir si Ana Béjar es un lirio inclinado en una ciénaga de tinta negra de la que se va empapando o si es ella la que tizna las superficies vírgenes con su aliento, pero el factor genuinamente oscuro y romántico sigue estando ahí. Combinando su registro más grave y estremecedor con la voz de Ramón en 'The Birds & Me' el resultado es realmente subyugante, mientras que en 'Why Would God Deny' su tono arrastrado es pura provocación: unas castañuelas enervan desde el fondo; las notas de guitarra siguen un patrón cojo, como el paso irregular de una hormiga cargada con una miga demasiado grande y ella canta "¿Por qué iba Dios a negar todo este amor? / Cuando llega la mañana siento que anochece / cuando cae la noche siento que es un nuevo amanecer / así que te culpo a ti". Un breve aviso en forma de dos golpes y lo que ocurre después lo dejo en puntos suspensivos.

'Reverie', un tema en el que se entretejen con elegancia las raíces andaluzas de ella, está situado justo en medio y divide virtualmente el álbum en dos mitades, la primera de intención más envolvente y la segunda de vocación más excéntrica. En esta última tanda predominan los temas arraigados a un folk que, a diferencia de lo que oímos en 'Walk the Wire' o 'I Am Back for Good' (cercanas a su vertiente americana; una desde un ángulo más contemporáneo y con mayor suspense, la otra desde un enfoque más tradicional), suena más castizo y atrevido con los toques de demencia y experimentación. En 'Are We There Yet?' y 'The Roam Around Song' (con una introducción vocal pasmosa) se mezclan los estribillos de sing-along con una mayor crudeza instrumental servida desde el caos, mientras que en 'Supra Up Above' (agitación desde los timbales y las notas sostenidas) llegan a remitir a la no wave de finales de los años 70 pero por vía acústica. Los últimos rescoldos de dulzura quedan para la concluyente 'You Are My Wonder' y aparece la palabra "waiting" de nuevo: "Insensata, me zambullo, esperando el momento oportuno / (...) Eres el dulce más dulce / con los ojos vendados camino". Con los ojos vendados confío yo en estos dos.

Waiting de Todo, publicado en diciembre de 2013,
puede adquirirse en Bandcamp
y escucharse en Spotify

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