Por el atajo: The Raincoats - "Extended Play" (1994)
Había una vez un señor llamado Kurt Cobain, que tenía un grupo de música y no llevó demasiado bien la popularidad que éste alcanzó, conduciéndole esa situación a quitarse la vida de un tiro (dicen) en el delicado paladar que tenía. El humilde músico soñaba con tener un reconocimiento popular moderado, suficiente para subsistir dedicándose exclusivamente a su pasión pero sin rebasar el nivel al que habían llegado sus héroes. Quería ser el pez más grande del estanque del underground. Pero de la noche a la mañana se vio inmerso en una mareante pesadilla que empezó al cruzarse en su camino una discográfica multinacional, llena de gente que le prometió mezclar los ingredientes necesarios para dar con un conjuro que cumpliera su deseo, aunque le advirtieron de un riesgo muy posible: ser visible más allá de su pequeño estanque, algo que no le preocupó por creerlo inviable. Pero así sucedió. La situación le acabó convirtiendo en la imagen de algo no muy lejano a un caricato. De lo que